domingo, diciembre 02, 2007

SONETO DE LA DULCE QUEJA

No me dejes perder la maravilla
de tus ojos de estatua, ni el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo miedo de ser en esta orilla
tronco sin ramas y, lo que más siento,
es no tener la flor, pulpa o arcilla
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío

no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.

1 comentario:

Lorena Illoldi dijo...

AY, DIos, musaraño.............
Hojas, HHHHHHHojasssssssssssssssss

eh ya págame o no me vuelven a prestarrrrrr

fiestón el sábado...te quiero mil de lujoso eh puto