martes, septiembre 26, 2006

LA ORQUESTA SEGÚN BUÑUEL

En la revista española “Horizonte” de 1922, se publicó un artículo fascinante donde Luis Buñuel define a la orquesta de la siguiente manera:

Violines:
Señoritas cursis de la orquesta, insufribles y pedantes. Sierras del sonido.

Violas:
Violines que llegaron ya a la menopausia. Estas solteronas conservan aún bien su voz de media tinta.

Violoncellos:
Rumores de mar y de selva. Serenidad. Ojos profundos. Tienen la persuasión y la grandeza de los discursos de Jesús en el desierto.

Contrabajos:
Diplodocus de los instrumentos. El día que se decidan a dar su gran berrido, ahuyentarán a los espectadores despavoridos: ahora les vemos oscilar y gruñir satisfechos por las cosquillas que les hacen los contrabajistas en la barriga.

Flautín:
Hormiguero del sonido.

Flauta:
La flauta es el instrumento más nostálgico. ¡Ella que en manos de Pan fue la voz emocionada de la pradera y del bosque, verse ahora en manos de un señor gordo o calvo…! Pero aun así, continúa siendo la Princesa de los instrumentos.

Clarinete:
Es una flauta hipertrofiada. Algunas veces, el pobre, suena bien.

Oboe:
Balido hecho de madera. Sus ondas, profundos misterios líricos. El oboe fue hermano gemelo de Verlaine.

Corno Inglés:
Es el oboe ya maduro, con experiencia. Ha viajado. Su exquisito temperamento se ha tornado más grave, más genial. Así como el oboe tiene quince años, el corno tiene treinta.

Fagot:
Los fakires de la orquesta son los fagotistas. A veces miran el tremendo reptil que tienen entre sus manos y que les enseña su lengua bífida. Una vez hipnotizado, le acuestan en sus brazos, y se quedan extáticos.

Contrafagot:
Es el fagot del terreno terciario.

Arpas:
Balcones dorados por donde unas señoritas endomingadas asoman sus bustos

Xilófono:
Juego de niños. Agua de madera. Princesas tejiendo en el jardín., rayos de luna.

Corno Francés:
Ascensión de una cumbre. Salida del sol. Anunciación. ¡Oh! El día que se desenrollen como un “mata-suegras”.

Trombones:
Temperamento un poco alemán. Voz profética. Sochantres de vieja catedral con hiedras y veleta mohosa.

Tuba:
Dragón legendario. Su vozarrón subterráneo hace temblar de espanto a los demás instrumentos, que se preguntan cuándo llegará el príncipe de bruñida armadura que los liberte.

Platillos:
Luz hecha añicos.

Triángulo:
Tranvía de plata por la orquesta.

Tambor:
Truenecillo de bambalina. “Algo” amenazador.

Bombo:
Obcecación. Grosería. Bom. Bom. Bom.

Timbales:
Odres de aceitunas sonoras.

2 comentarios:

Nana dijo...

Qué chida es la orquesta... y qué chido el acordeón, el piano, la armónica... qué chido bbaaaaaiiilaaar y qué super chido cantar cuando te sabes la canción
besos musaraños

Mussy dijo...

Gracias Hechicera, eres la única que peló al gachupincillo. Besos desde aquí hasta guanatos